14. La Aljama de Alcañiz

La historia de los judíos en lo que hoy es España se remonta mucho tiempo atrás y, aunque los inicios son inciertos, se tiene constancia que en época romana existían asentamientos judíos en Tarragona, Tortosa, Sagunto, Elche, Córdoba y Mérida. Desde entonces las relaciones entre judíos, la clase dirigente del momento y el resto de los habitantes, oscilará entre la tolerancia y la persecución.

Bajo la administración imperial romana se documenta una situación de convivencia pacífica entre romanos y judíos pero, con la caida del imperio y la llegada de los visígodos, todo ello dio un vuelco. Si bien al principio no supone grandes cambios y perdura la situación de tolerancia, tras la conversión de Recaredo al catolicismo (586 d.C.) se comenzó una persecución continuada de las minorías judías en una búsqueda de la unidad religiosa del reino. La caída del Reino Visígodo y la conquista islámica a partir del año 711 d.C. supuso una vuelta a la tolerancia, puesto que los musulmanes consintieron el asentamiento de judíos y la práctica de su religión, lo que provocó el florecimiento de las comunidades hebreas y su influencia en las artes, la ciencia y el pensamiento.

La situación vuelve a cambiar cuando en el siglo XII los almohades sustituyen en el poder a los almorávides. Muchos judíos huyeron del fanatismo religioso de esta nueva dinastía y se asentaron en los reinos cristianos, que los acogieron por la necesidad que surgió durante la reconquista de repoblar y organizar administrativamente los extensos territorios conquistados al Islam. En el Reino de Aragón, a medida que se conquistaban nuevas localidades, los monarcas pidieron la colaboración de los judíos que vivían en la zona, pero también de los que llegaban de territorio musulmán. De esta forma, mientras a los mudéjares se les saca extramuros, a los judíos se les permite vivir en sus anteriores barrios pasando a ser propiedad del Rey de Aragón y gozando de su protección, pero no con los mismos derechos que tienen los demás aragoneses. Su libertad estaba condicionada y tenían que satisfacer las peticiones de dinero de su señor en concepto de impuestos. Pero con todo y pese a sucesos aislados como el del asesinato de Santo Domingo de Val en 1250, que fue adjudicado a un crimen ritual efectuado por los judíos, el siglo XIII es una etapa de esplendor para este grupo social porque consiguieron introducirse en la corte como funcionarios, médicos, traductores, diplomáticos y administradores de los cristianos, ejerciendo de forma habitual una función pública importante al frente del gobierno del estado.

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Prestamistas judíos en una miniatura del Vidal Mayor, primera compilación de los Fueros de Aragón (mitad siglo XIII)

Es a final del siglo XIII cuando las relaciones entre cristianos y judios comienzan a deteriorarse: en 1283 se prohibió a los judíos aragoneses ejercer cargos públicos y con Jaime II (1291-1327) se establecen algunas normas como la de la obligación de vestir ropas con señales distintivas y se reglamenta el préstamo por parte de los judíos. Y es en ese momento, entre los años 1280 y 1290, cuando encontramos las primeras referencias de judíos con Alcañiz, documentándose el pago de tributos de varios judíos de Tortosa al Comendador de Alcañiz  por distintas propiedades y deudas que tenían en esta localidad, lo cual no implica que existiese una judería en la ciudad, tal como sucedía en otras localidades del Reino de Aragón. De hecho podemos datar el primer asentamiento conocido de judíos en Alcañiz en el año 1304, cuando el Rey Jaime II concede un privilegio por el que se permite el asentamiento en Alcañiz de un máximo de 30 familias de judíos, posiblemente procedentes de Francia. Veinte años más tarde, en 1324, esta concesión será corroborada y concedida a perpetuidad siempre que los judíos cumplieran las prescripciones legales sobre el préstamo y la usura.

Si bien a lo largo del siglo XIV, las aljamas de judíos del Reino de Aragón crecieron y se organizaron desde el punto de vista político, administrativo y judicial, a imitación de lo que hacían las comunidades cristianas, la relación entre cristianos y judios se irá deteriorando poco a poco. La aljama de Alcañiz tambien fue creciendo a lo largo de este siglo, de manera que en el período de 1357-1376, bajo el gobierno de Pedro IV, se otorga una nueva concesión que permite la implantación en la villa de otros 30 hogares de judíos. En 1381 se adscriben a la aljama alcañizana varios pequeños núcleos de judíos diseminados en distintas localidades del Bajo Aragón (Maella, Mazaleón, La Fresneda, Caspe y Castellote) con la finalidad de que tributasen junto a ellos.

Aunque durante todos estos años hay altercados aislados como en 1343, donde los judíos de Alcañiz tienen que ser amparados y protegidos por el rey ante las amenazas y las incursiones nocturnas protagonizadas por hombres de a caballo que les exigían saldar las diferencias que les enfrentaban, la convivencia es pacifica. Pero a finales del siglo XIV los judíos de Aragón serán objeto de persecuciones aún estando bajo protección real. La más grave tuvo lugar en 1391 y coincidieron con unas persecuciones de judíos generalizadas en toda la península. Son los llamados pogroms en donde fueron asesinados multitud de judíos a manos de la población de baja extracción social. En Aragón los hechos no fueron tan graves como en otros lugares de la península, pero se acabaron asaltando muchas juderías como las de Aínsa, Barbastro, Tamarite, Jaca o Huesca. La aljama de Zaragoza se libró, porque en esos momentos el rey se hallaba residiendo en la ciudad.

Todas estas desgracias provocaron una oleada de conversiones de judíos para salvar la vida. Además, a partir del siglo XV, con las aljamas en quiebra económica, se comenzará a usar una persuasión sistemática y amenazante para que los judíos abracen el cristianismo. La figura fundamental de los predicadores cristianos fue el valenciano San Vicente Ferrer.

Entre 1413 y 1414 el Papa Luna y el judío converso alcañizano Jerónimo de Santa Fe (anteriormente Joshua Ha-Lorki), en plena campaña de persuasión para la conversión de judíos, organizaron la llamada Disputa de Tortosa, unos encuentros entre las máximas autoridades religiosas de la Corona para reconocer la primacía de una u otra religión. Por parte de los judíos destacaron las figuras del darocense Josef Albo o la del zaragozano Vidal Benveniste o Astruc Ha-Leví de Alcañiz, y aunque sus razonamientos y actuaciones en el debate fueron dignos e incluso brillantes, el resultado fue nefasto, ya que se convirtieron más de tres mil judíos, la mayoría de la clase dirigente.

La disolución de la aljama de Alcañiz tuvo lugar en octubre 1414 tras la conversión al cristianismo de gran número de judíos y tras la prohibición a cualquier hebreo de residir en la villa, barrios y aldeas o estar en ella más de tres jornadas, ampliadas a quince en tiempo de feria

Desconocemos la localización geográfica de la aljama, o las aljamas, de Alcañiz pero si que sabemos que la comunidad judía de la villa contaba con dos sinagogas. De la primera tenemos noticia en 1365 cuando los judíos alcañizanos son sancionados por haberse extralimitado en la remodelación de su sinagoga, que se había quedado pequeña ante el creciente número de fieles (lo que llegó a provocar conflictos y peleas los sábados y días festivos para conseguir un sitio digno donde poder sentarse). De la segunda sabemos que se funda en 1406, cuando el arzobispo García Fernández de Heredia permitió a la cofradía llamada “la hebra de Talmud-Torah” acondicionar como sinagoga un “midrás” (oratorio privado) situado en el recinto de la parroquia de San Jaime que daba a dos calles públicas

Buscando la localización concreta de estas sinagogas algunos autores como Gaspar Bono, Pedro Juan Zapater y Mariano Ardid repiten informaciones aportadas anteriormente por Fray Tomás Ramón según las cuales una de estas se correspondería con la vieja Iglesia de Santiago y la otra se situaría en las afueras, en la Ermita de la Encarnación (también llamada de la Anunciación), en la Val de los Judios, ambas convertidas en templos cristianos tras la desaparición de la aljama alcañizana. La información no parece muy acertada, dado que sabemos que la Iglesia de Santiago fue fundada en 1181 y desde entonces fue un templo cristiano, mientras que la Ermita de la Encarnación está excesivamente alejada de la localidad y no parece una ubicación lógica para el asentamiento de una comunidad de judios, cuyas aljamas se localizaban dentro de las villas aragonesas, no alejadas varios kilómetros, lo que dificultaría el comercio. Y de no existir una aljama en la Ermita de la Anunciación tampoco podria existir una sinagoga, puesto que incumpliría todas las normas construir sinagogas fuera de la aljama.

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Ermita de la Anunciata o de la Encarnación, en Valdejudíos.

Partiendo de los datos que conocemos podemos decir que la segunda sinagoga, construida en 1406 sobre un midrás se localizaba en el barrio de Santiago/San Jaime junto a dos calles públicas. En este sentido en 2004 se fotografiaron unas estructuras que se considera que formaron parte de uno de los edificios públicos de la judería se situaban en la confluencia de las calles San Jaime y Alta de Luna. Actualmente estos restos han desaparecido por lo que no queda de ellos más que una fotografia aparecida en del Diaro de Teruel.

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Fotografia aparecida en el Diario de Teruel (09/12/2014)

El historiador medievalista Miguel Ángel Motis apunta a que las dimensiones del edificio, la factura de los arcos y el material utilizado son tres pistas que apuntarían a la hipótesis de que aquellas estructuras formarían parte de un edificio público importante en la Aljama alcañizana, que según él se localizaría entre las calles Luna, Alta de Luna, Trinidad, San Jaime y Panfranco, es decir, en los barrios de Santiago/San Jaime.

Cabe preguntarse si esta aljama era la única que existía en Alcañiz desde 1304, ampliada entre 1357 y 1376 por Pedro III o si primero se construyó una en algún lugar desconocido de la localidad y luego la del Midrás del barrio de Santiago/San Jaime. Para  la historiadora Asunción Blasco existirían dos juderías alrededor de cada una de las dos sinagogas. La mencionada del barrio de San Jaime o Santiago sería una de ellas, pero habría otra que tendría la condición de principal y cuya situación se desconoce.

En este sentido el profesor Carlos Laliena propone la ubicación de esta judería principal en el arrabal o Barrio de San Juan en base a la información que aporta Eduardo Taboada señalando que la iglesia de San Juan pudo ser mezquita o sinagoga. Algunos historiadores locales como José Antonio Benavente han apuntado hacia el denominado Barrio del Pueyo cuya extraña configuración urbana de pequeñas y estrechas calles adaptadas al terreno contrasta con el resto del conjunto urbano bajomedieval en el que predominan absolutamente las calles alargadas o las planificaciones ortogonales. La propia configuración de las calles estrechas y angostas de este barrio coincidirían con la descripción que disponemos de 1376, en la que se apunta que en 1376 la judería alcañizana  tenía problemas de intimidad debido a la angostura de las calles y falta de luz natural, tal como se constata por un pleito surgido dentro de la aljama ante la apertura de una ventana frente a otra vivienda situada en un estrecho callejón. Aunque esta descripción también podría coincidir con la parte alta del barrio de Santiago/San Jaime, con calles estechas como la Alta de Luna y la Baja de Santiago, por lo que no se puede descartar la afirmación del profesor Motis,  que se inclina por una única aljama situada en la parte alta del ensache del Barrio de Santiago/San Jaime.

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En todo caso, aun sin saber exactamente donde se localizaba la judería de Alcañiz, y sin saber con precisión si existía una o eran dos, si que parece cierto que la comunidad hebrea de Alcañiz fue muy importante y las escuelas judaicas de la ciudad tuvieron gran prestigio, hasta el punto que eso parece ser lo que atrajo al padre de Jerónimo de Santa Fe a Alcañiz en vez de a Zaragoza, como correspondería a un diplomatico de alto rango. Aunque en octubre de 1414 se disuelve la aljama, la actividad cultural y educativa continuó, pudiendo ser la causa de la gran cantidad de humanistas con los que contaría la ciudad en el siglo XVI.

BIBLIOGRAFIA:

Benavente Serrano, J.A. La judería de Alcañiz (Teruel): una importante aljama de localización insegura. Historias del Bajo Aragón. 2012.

Bitacora de Jenri, La: Prospecciones arqueológicas en busca de la judería de Alcañiz. 2013

Fundación Quilez Llisterri. Catalogo Artistico Monumental del Bajo Aragón. La Ermita de la Encarnación

Gran Enciclopedia Aragonesa. Los judíos en Aragón.

Taboada, E.J.: Mesa Revuelta. Apuntes de Alcañiz. Alcañiz, 1898.

Timoneda, Maribel S.: Diario de Teruel, Indagan el destino de unas estructuras de piedra destruidas en el barrio de Santiago de Alcañiz, 9/12/2014.

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